jueves, 17 de febrero de 2011

Pájaro repudiado

Un campesino y su hija fueron a su chacra. En el camino se encontraron con un ave casi muerta. La hija, compadecida, la levantó y en sus propias manos la llevó hasta su chacra.
El campesino pidió a su hija:
—Tráeme agua, por favor.
—Sí, papá.
Cuando ella llegó al riachuelo, el pájaro resucitó y le dijo:
iMétete al río, encontrarás mucho oro y te harás rica!
La niña le hizo caso y la corriente del río la arrastró.
El padre se inquietó por la demora de su hija y al ver que no regresaba, recorrió la orilla del río hasta que la encontró ahogada. Le dio un soplo de vida y la niña abrió los ojos, diciendo:
Padre, perdóname, pero el pito me dijo que me meta en el agua para encontrar oro.
Mientras conversaban, el pito siguió matando a mucha gente con sus engaños. Por eso, el ave fue llamada: el pájaro maldecido por toda la gente del mundo.

Iris Rojas De la Cruz
Chupaca

Los tesoros de Catalina Huanca

Una misteriosa leyenda habla de las fabulosas riquezas que tenía la cacica huanca Catalina Huanca. Se creía que eran inmensos tesoros de oro y plata enterrados en alguna parte del Valle del Mantaro.
Muchos hombres, intrigados y ambiciosos, han recorrido todo el valle tratando de encontrarlos, pero, hasta hoy no han encontrado ninguna sola señal que garantice la existencia de dicha riqueza. La razón es muy sencilla: el gran tesoro es el valle mismo: ¡Catalina dejó a sus siervos y descendientes el mejor de sus tesoros: la tierra!
Un fértil valle poblado por más de cien pueblitos pintorescos, cada uno de ellos con la riqueza de sus tradiciones, sus cantos y sus bailes. El valle es rico en costumbres, historias y cultura, que asombran a quienes llegan a conocerlo. Su gente, rebelde y emprendedora, ha hecho del Valle del Mantaro uno de los lugares de mayor desarrollo económico en el área andina: éstos son los grandes tesoros de Catalina Huanca: el hombre huanca, su tierra y su cultura.

COMENTARIO

Un amigo, desde Francia, pide que le envíe el mejor libro peruano sobre educación. Es para una antología, dice. Un requisito es que haya sido publicado en estos últimos 5 años; así que no debo remitir nada de José Carlos Mariátegui, José Antonio Encinas, Augusto Salazar Bondy ni Germán Caro Ríos, nuestros clásicos. Debo mandar, pues, el hermoso libro de Nicolás Matayoshi llamado Los tesoros de Catalina Huanca.
Soy consciente que se trata de un envío que no responde a lo que los educadores llaman un libro pedagógico. Conozco de cerca a su autor y sé que jamás estudió para maestro. Es más bien un poeta, un hombre preocupado por su tiempo, que ama a los niños y que está profundamente enamorado del Valle del Mantaro y del pueblo huanca y su cultura. Y eso le bastó para elaborar, con la gente del campo, un texto para escolares cubierto de grabados, cuentos, poemas y recuerdos inspirados en la vida de la comunidad de Chongos.
Sin ser un poemario, hay poesía en todas sus páginas. No siendo un libro de educación propiamente dicho, en cada frase, en cada dibujo, en cada esbozo de juego infantil, se expresan formas y maneras de educar a los niños durante su paso por la escuela.
Los principios pedagógicos hay que extraerlos, entonces, de la práctica educativa que propone Matayoshi. El texto, que comienza en abril, con la escuela, sigue el curso de la actividad comunal que, como se sabe, también involucra a los niños. Se inicia pues con el Airihuay, que en el valle del Mantaro, es la época que, corresponde al cuidado del cultivo. Pero es tiempo que puede servir, asimismo, para organizar la comunidad escolar a imagen y semejanza de la comunidad local. Es decir, también con sus "Consejos de Administración y Vigilancia", su "Gobernación", su "Alcaldía" y su "Juzgado de Paz". Luego vendrá, entre huainos que aluden a flores y hierbas del lugar, la asamblea escolar, el ágora donde se expresan las necesidades de los niños.
En mayo llega el "Aimuray", que es el tiempo de cosecha. Puede servir también para aproximarse al conocimiento de las aves e insectos del lugar. Pero la información sobre ellos no sólo se da a través de bellas descripciones, sino de actividades tales como la "caja entomológica escolar", las "fichas descriptivas de insectos", y pequeñas historias pobladas de palomas y hormigas, para al final, llegar hasta el niño leyendo en voz alta el tierno poema de Carolina Ocampo que comienza así: "Estoy llena de amor / fui preñada/ por una estrella/ de tierra y viento". Y por ahí sigue:... ¿Qué ropa te pondrás /-poemita de nueve meses, / plumas de golondrina/ olitas de río/te vestirás pequeño niño/de poeta como tu padre?".
Viene después el Inti Raimi (Pascua Real); el Anta Situhua (Purificación de la tierra), Capac Situhua (Gran Purificación); el Urna Raimi (Pascua del Agua); el Colla Raymi (Pascua de la Luna) el Aya Marca (Tierra de los Muertos) y, por último diciembre o el Cápac Raimi (Pascua Real). Y allí llega la pregunta: Ha pasado un año: ¿Qué podemos hacer para ser mejores el próximo año?
Tengo la impresión que jamás se escribió, en país alguno, un libro de lectura para los niños de una comunidad con la participación activa de los mismos usuarios y sus padres. Los alumnos empiezan descubriendo, entonces, su propia realidad. No falta nadie: ni las cabras, ni el ajonjolí, ni el "shapish", que es una danza de los chupaquinos. Ahí está también el primer libro de lectura de la escuela nuestra proponiendo con el ejemplo una nueva manera de peruanizar el Perú y defender nuestra cultura.
Dr. Carlos Castillo Ríos

Diario "La República", Miércoles, 14 de Agosto de 1985.
Autor de los libros "Los niños del Perú" y "Educación en China"

PRESENTACIÓN

En la actual pedagogía peruana, el nivel de competencia en el uso del lenguaje es muy deficiente, especialmente en cuanto a lectura, al extremo de que nuestro país ocupa el último lugar entre los 40 países encuestados hace algunos años, lo que generó que el Ministerio de Educación declarase en emergencia la educación estatal y que se planteara la obligación de implantar en cada colegio y escuela un Plan Lector.
Pero, el plan lector generalmente plantea la lectura de obras completas y muy alejadas de la realidad social y estudiantil de los alumnos, quienes, además de no estar acostumbrados a leer, no ven la relación entre esas largas lecturas obligatorias y la mejora de su manejo del idioma.
Y tienen razón.
Por ello, el libro "Los tesoros de Catalina Huanca" de Nicolás Matayoshi tiene grandes méritos. A primera vista tiene una apariencia inusual. En efecto, se trata de una colección de lecturas cortas, que pueden tratarse en una sesión en el aula.
En segundo lugar, no se limita a lecturas sino también a actividades de producción de textos. En tercer lugar, Matayoshi propone acertadamente comenzar por lecturas muy vinculadas con la experiencia y el entorno sociocultural y económico de los alumnos, mostrándoles cómo, la literatura también está presente en el medio en que vivimos y que ella nos aclara nuestra visión de nuestro entorno.
Y en cuarto lugar, tiene la gran virtud de plantear insistentemente actividades que llevan al alumno a la convicción de que la lectura pueda llevar al mejoramiento moral, espiritual, y al aprendizaje de cualquier otra asignatura mediante la voluntad, la paciencia, la insistencia, la práctica.
Elmo Ledesma Zamora*

(*)Docente Universitario,  especialista  en área  de  Lenguaje  para  educación  primaria y secundaria     y Ex Coordinador General de Educación a Distancia del Ministerio de Educación del Perú

martes, 15 de febrero de 2011

Los Tesoros de Catalina Huanca

Los Tesoros de Catalina Huanca de Nicolas Matayoshi es un libro que recopila las costumbes, el modo de vida de los pobladores y el folklore de la Región Junin, los mismos que están adecuados a pequeñas lecturas para niños y niñas de Nivel de Educación Primaria.